La ética de la compasión no trata de imponer una determinada concepción absoluta del Bien y del Mal. No es una ética basada en el poder, ni siquiera en la posesión de una hipotética Verdad, entendida como categoría absoluta.
Es una ética que trata de encontrar el sentimiento común que subyace en todos los seres vivientes y en todo código ético.
Siento que el Manifiesto 2000 impulsado por la UNESCO dentro de la campaña internacional por una Cultura de Paz y No-violencia es una buena expresión de esta “ética de la compasión”.
Los principios del Manifiesto 2000
El Manifiesto 2000 se articula en seis puntos que constituyen de hecho los pilares de una ética universal, que bien puede ser abrazada por un budista, por un musulmán, por un cristiaano, por un agnóstico o un ateo. Estos seis principios son:
- Respetar la vida.
- Puesto que yo amo y respeto mi propia vida, tengo el derecho de que los demás amen y repeten mi vida.
- Puesto que los demás aman y respetan su propia vida, tengo la responsabilidad de amar y respetar la vida de los demás, no amenazando ni mental, ni verbal ni físicamente la vida de los demás ni apoyando o justificando a aquellos que no respetan el derecho a la vida de los demás.
- Puesto que los demás aman y respetan su propia vida, tengo la responsabilidad de amar y respetar la vida de los demás, no amenazando ni mental, ni verbal ni físicamente la vida de los demás ni apoyando o justificando a aquellos que no respetan el derecho a la vida de los demás.
- Practicar la no-violencia.
- Puesto que no me gusta que ejerzan la violencia sobre mí, tengo el derecho de vivir libre de violencia.
- Puesto que a los demás no les guste que se ejerza la violencia sobre ellos, tengo la responsabilidad de no ejercer violencia ni mental, ni verbal ni física sobre los demás.
- Puesto que a los demás no les guste que se ejerza la violencia sobre ellos, tengo la responsabilidad de no ejercer violencia ni mental, ni verbal ni física sobre los demás.
- Compartir el tiempo y los recursos.
- Puesto que los recursos vitales pertenecen realmente a la Vida (y la Vida no pertenece a nadie) tengo el derecho de que aquellos que poseen más recursos que yo los compartan conmigo.
- Puesto que los recursos vitales pertenecen realmente a la Vida (y la Vida no pertenece a nadie) tengo la responsabilidad de compartir los recursos que poseo con aquellos que tienen menos que yo, siendo consciente que el reparto injusto de la riqueza es una de las principales causas de violencia en el mundo.
- Puesto que los recursos vitales pertenecen realmente a la Vida (y la Vida no pertenece a nadie) tengo la responsabilidad de compartir los recursos que poseo con aquellos que tienen menos que yo, siendo consciente que el reparto injusto de la riqueza es una de las principales causas de violencia en el mundo.
- Defender la libertad de expresión y la diversidad cultural.
- Puesto que la Vida es libertad y yo soy un ser vivo, tengo derecho a expresar libremente mi identidad personal y cultural y a defender pacíficamente dicha expresión cuando sea amenazada.
- Puesto que la Vida es libertad y los demás son seres vivos, tengo la responsabilidad de aceptar y respetar la expresión de la identidad personal y cultural de los demás y a defenderla pacíficamente cuando sea amenzada.
- Puesto que la Vida es libertad y los demás son seres vivos, tengo la responsabilidad de aceptar y respetar la expresión de la identidad personal y cultural de los demás y a defenderla pacíficamente cuando sea amenzada.
- Promover un consumo responsable.
- Puesto que soy un ser vivo que necesita recursos vitales para vivir dignamente, tengo derecho a disponer de aquello que necesito.
- Puesto que los demás también son seres vivos que también necesitan recursos vitales para vivir dignamente y, dado que estos recursos son limitados, tengo la responsabilidad de consumir sólo lo que necesito y compartir con los demás los recursos limitados del planeta.
- Puesto que los demás también son seres vivos que también necesitan recursos vitales para vivir dignamente y, dado que estos recursos son limitados, tengo la responsabilidad de consumir sólo lo que necesito y compartir con los demás los recursos limitados del planeta.
- Contribuir al desarrollo de la comunidad.
- Puesto que soy un ser social que necesita vivir en comunidad, tengo derecho a que mis necesidades sean reconocidas y satisfechas por la comunidad.
- Puesto que los demás son seres sociales que necesitan vivir en comunidad, tengo la responsabilidad de trabajar para que las necesidades de los demás sean reconocidas y satisfechas.
- La ética basada en la compasión es el polo opuesto a la ética basada en el poder y la dominación, sea cual sea la forma que este poder y dominación adquiera.
- Puesto que los demás son seres sociales que necesitan vivir en comunidad, tengo la responsabilidad de trabajar para que las necesidades de los demás sean reconocidas y satisfechas.
- La ética basada en la compasión es el polo opuesto a la ética basada en el poder y la dominación, sea cual sea la forma que este poder y dominación adquiera.
La ética de la compasión se basa en un principio universal: ningún ser ama el sufrimiento. Por lo tanto, evitar que todos los seres (tanto yo como los demás, tanto humanos, como vegetales y animales) experimenten el sufrimiento es el principio universal sobre el que se asienta la ética de la compasión.
La ética del poder y la dominación se basa en la imposición casi siempre violenta de un determinado sistema de valores considerados “verdaderos y absolutos” para beneficio de aquellos que ostentan el poder y sin consideración hacia el sufrimiento de aquellos que sufren esta imposición.
La ética del poder ha sido la que más frecuentemente ha dominado la historia de la humanidad y la que sigue dominando hoy día. Muchas instituciones religiosas, políticas y estatales, muchos grupos étnicos y muchos grandes consorcios económicos han recurrido siempre a la ética del poder y siguen haciéndolo hoy día.
No obstante, en un mundo cada vez más consciente de la interdependencia esencial que subyace en el tejido de la Vida, en una época histórica en la que el poder de las armas de destrucción masiva es escalofriante, la perpetuación de la ética del poder y la dominación es el mayor peligro al que se enfrenta la Humanidad.
La alternativa no puede ser otra que la expansión en los corazones de todos los seres humanos de la “ética de la sabiduría” y de este interface ético al que llamo “ética de la compasión”. Siento que, obligados por el puro instinto de superviviencia, este es el imperativo histórico al que debemos responder en este siglo XXI que comienza.
Fuentes:
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