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viernes, 13 de septiembre de 2013

LA COMUNICACIÓN "IN-CONSCIENTE"

Como ya sabéis los más seguidores del blog, mi vida transcurrió por diversas agencias de comunicación nacionales e internacionales, dedicadas a velar por la imagen de sus clientes: Instituciones, Empresas y Corporaciones de todos los sectores productivos y de servicios. Lo que se llama una auténtica labor de Relaciones Públicas, dedicada a la creación de programas estratégicos de comunicación, relación con los mass-media, organización de actos y eventos, etc.
Para mí se trataba de una labor reconfortante por tres motivos principales. Por un lado, mi creatividad innata daba rienda suelta a su capacidad proponiendo nuevas ideas que articulasen nuevas y diferentes acciones, provocando un sentimiento de realización. Por otro lado, eramos los promotores de las buenas relaciones de nuestros clientes con sus diferentes públicos. Esto era especialmente satisfactorio debido a la imperante necesidad humana de crear lazos de comprensión, diálogo y buen entendimiento tan necesarios en un mundo como el de la actividad empresarial. Y por último, nuestra labor siempre se basaba en la verdad y en criterios de profesionalidad y buen hacer. No en vano el principal lema de las RR.PP. es "hazlo bien y hazlo saber". Quiero incidir que para "hacer saber" o comunicar con acierto, la premisa principal es "hacer bien las cosas", una buena producción, una mejor gestión, un exquisito servicio, etc. 
Con muchos de los clientes con los que trabajé mantuve una relación muy cordial, de pleno entendimiento y con gran libertad para ejercer mi profesión. La mayoría de estos clientes eran de un tamaño pequeño-mediano y en sectores poco conflictivos. Poco dados a engañar o querer manipular a sus públicos objetivo. La cosa cambiaba cuanto más grande era la organización, mayor poder ostentaba o más buscaba influir en su entorno para defender sus intereses aún en contra de los intereses de los demás. Esto se acentuaba a límites escalofriantes en sectores como el de la banca, los seguros, la energía, la industria de la alimentación o las farmacéuticas.
En estos casos lo único que importaba era atender la demanda de sus dirigentes, enfocada única y exclusivamente a un mayor lucro a toda costa, pasando por encima de lo que fuera con tal de aumentar los beneficios. Para que nos entendamos, si un alimento es perjudicial para la salud pero nos puede dar grandes beneficios, invertiremos lo que haga falta en informes falsos, comprar expertos, sobornar autoridades y en comunicación, para que el público lo incorpore masivamente a su cesta de la compra. (Por ejemplo: los transgénicos. Creando un falso debate para desprestigiar a los expertos y a los estudios que demuestran que sí son nocivos para la salud humana y animal).  
Es lógico pensar que bajo este prisma, la comprensión y la verdad se dejasen a un lado y la creatividad estuviera al servicio únicamente de hacer entrar "con calzador" las ideas que se querían imponer sin ningún tipo de diálogo ni de preocupación por el/los interlocutor/es. Para los que no hemos nacido para ser serviles, nos gusta la verdad y defendemos la justicia y el bien común, esta claro que poco podíamos durar en ese circo, aunque nos llevase casi dos décadas dejarlo. Hay cosas que dan asco.
Con todo esto quiero decir que estamos viviendo momentos extremadamente peligrosos en este sentido. La actividad de comunicación "in-consciente" está llegando a unos límites insospechados, Se nos quiere "vender" que hay guerras justas; que la corrupción es un hecho aislado; que no se ayuda más a los bancos que a la sociedad civil; que no se ha favorecido a empresas con adjudicaciones ilícitas; que la privatización de la sanidad es un bien para todos; que mucho dinero por un futbolista es la libertad del mercado; que la crisis es culpa tuya porque te has comprado un piso; que el mundo se ha confabulado contra la candidatura olímpica; que las preferentes no son una estafa; que el aspartamo no provoca cáncer; que las radiaciones son inocuas... ¿sigo?
Ya tenía razón Goebbels cuando decía: "Una mentira repetida 1000 veces se convierte en una verdad". Pero ¡señoras y señores! ¡Una mentira es siempre una mentira! ¡Basta ya de seguirles la corriente!    
Por fortuna, los argumentos que utilizan para manipularnos, cada vez son más burdos y pueriles. Por eso ya casi nadie cree que hay que bombardear Siria o que los transgénicos acabarán con las plagas y el hambre en el mundo. Hace 40 años que están repitiendo esto ultimo y las plagas siguen y el hambre no cesa. Se trata de un negocio multimillonario.
Acabemos con tanto engaño y falsedad. Hago un llamamiento a todos los responsables de comunicación para que no colaboren con la manipulación a la que nos quiere someter la élite, y si no pueden evitarlo, que destapen la verdad paralelamente al engaño emitido, para que la gente pueda investigar, comparar y sacar sus propias conclusiones.
Y cuando tengáis dudas de qué comunicación es la correcta, seguid el método infalible, "por las obras los conoceréis". Seguid el corazón y no la mente. Las buenas acciones parten de la pureza del corazón y buscan el mayor bien común posible, el amor y la felicidad de unos y otros. Lo que está mal hecho siempre busca un interés privado (de unos pocos), oculto, interesado y lucrativo, destilando rabia, ira, dolor y confrontación. Es muy fácil, uno quiere bombardear y el otro entrega su arsenal. ó unos se dan la mano en paz y alegría y otros arremeten con violencia e intolerancia. ¡Es tan fácil distinguir!

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