LA MENTE Y LA CONSCIENCIA
Tal y como nos cuenta nuestra querida investigadora Annie Marquier, la Mente es como el cochero del carruaje de nuestro cuerpo físico y del caballo de nuestras emociones y la Consciencia es el Señor que se sienta dentro del carruaje. El Cochero/Mente guía el carruaje por medio del caballo y el Señor/Consciencia guía al Cochero/Mente. (Ver libro “El Maestro del corazón”).
La Mente busca explicaciones, usa la lógica, da cuerda a la razón. Nos explica el porqué de la crisis, las “subprime” (hipotecas basura), la presión de los mercados, la burbuja inmobiliaria, la crisis crediticia, los rescates a los bancos, y un largo etcétera. Todo es lógico, razonable, aunque nadie ofrece ninguna solución. Si tan racional es el problema, igual de racional ha de ser la solución. ¿Por qué no se da con ella si existen mentes privilegiadas, profesionales de prestigio, premios nobeles, asesores gubernamentales y expertos mundiales?
Es que no es tan fácil. ¿Cómo? Y la Mente nos vuelve a dar un sinfín de razonamientos por los que no es tan fácil encontrar la solución, si hace falta con argumentos del tipo “hay intereses ocultos”, “nunca dirán el verdadero motivo”, “nosotros no lo sabremos, pero…” Es el cuento de nunca acabar.
La verdad es que la Mente nunca nos dará pistas sobre la Consciencia, al igual que el cochero no nos dará pistas sobre el Señor que va sentado dentro, el que realmente guía el carruaje. La Mente/cochero quiere todo el protagonismo porque se mueve dentro de los parámetros del Ego. Es el Ego el que guía, el importante, el que busca honores y prestigios o por lo menos aceptación y cariño. Es nuestra parte más humana, la que adolece, la que falla… así que… es ¿de la Mente de la que nos fiamos? ¿Es la que nos dice que los negocios se han de hacer con la cabeza? Tal vez tengamos que revisar viejas creencias y adaptarnos a las nuevas realidades a la luz de los más recientes descubrimientos de la ciencia. (Ver en la red: Annie Marquier, Dr. Bruce Lipton, Dr. Patrick Drouot, Dr. Wayne Dyer, Gregg Braden, entre otros).
Hace tiempo que hemos olvidado y no es fácil recordar. Ahora necesitamos ayuda para recordar quien guía realmente el carruaje. El Señor es el que sabe el destino y el equipaje que lleva. La Consciencia sabe realmente el objetivo de la empresa, los valores que se necesitan y los dones que se disponen. Confiemos en ella y dejemos la mente para la operatividad, para la parte práctica de cómo guiar al caballo, darle de comer y mantener el carruaje con el fin de que no nos falle el vehículo, el medio con el que nos acercaremos al fin. La mente ya construirá las herramientas que necesitaremos, pero la Consciencia la guiará para que estas herramientas sirvan realmente para el fin para el que han sido creadas. La Consciencia nos dirá por dónde y la Mente creará las nuevas técnicas, sistemas o conocimientos necesarios. Es importante entender que la Conciencia no está creada por la Mente.
Ahora sabemos quién es quién y hemos redescubierto que la parte más importante para acometer los retos que afrontarán nuestras empresas estaba dentro de nosotros, la Consciencia. Tan sólo falta que elevemos el nivel de Consciencia como nos sugería Einstein, para que podamos afrontar la solución de nuestros problemas.
(Siguiente parte: "Elevar el nivel de Consciencia").