Hace unos 20 años empecé a recopilar información sobre la RSC (Responsabilidad Social Corporativa), mientras trabajaba en el mundo de la Comunicación Empresarial e Institucional. Me pareció un camino válido para iniciar la que podría ser una gran transformación del mundo de los negocios y de nuestras relaciones laborales.
Preocuparse tanto del factor humano como del empresarial, desarrollar más los valores que los beneficios o devolver a la sociedad parte de lo que ésta le ha dado a la empresa, me pareció en su momento un gran descubrimiento que podría ayudarnos a mejorar nuestro sistema y nuestras relaciones, sin tener que crear un sistema alternativo.
La documentación que procedía de otros países, claro está, era considerable. El presidente de la mayor nación de la Tierra hablaba de ello en sus discursos y los ingleses disponían hasta de un Ministerio para promover la CSR (Corporate Social Responsability). Estaba claro que en nuestro país volvíamos a situarnos en el furgón de cola. Nuevamente otros países nos superaban de largo y se situaban por delante en el futuro. Ahora bien, su presente sería nuestro futuro, así que empecé a estudiar seriamente el tema para incluirlo en mis propuestas para desarrollar programas de comunicación más avanzados, más eficaces y más acorde con el interés de los públicos de la empresa.
Así que no tardé en crear una propuesta para una gran empresa del sector de la electrónica de consumo, para la que estábamos trabajando en ese momento. La propuesta era atrevida, ambiciosa e innovadora, pero factible y muy asequible. Fue la primera vez que pude observar cara de "pasmo" en los directivos de una compañía. La verdad es que me felicitaron, por la presentación y la iniciativa, pero no supieron qué hacer ante la propuesta, así que... no hicieron nada. Con el tiempo, y cansado de predicar en el desierto, fui abandonando la iniciativa ya que comprendí que nuestro tejido empresarial aún no era capaz de asimilar algo tan novedoso.
Después de varios años ya había dejado el mundo de la comunicación, así que ya no participé de la eclosión de la RSC en nuestro país. Lo cierto es que me alegro mucho, en primer lugar porque se ha demostrado que no estaba mal encaminado y en segundo lugar porque no he participado de este gran fraude que ha sido la implantación de la RSC en la inmensa mayoría de nuestras empresas.
Hoy día no hay empresa que se precie que no disponga de un apartado en su web corporativa denominado "Responsabilidad", "Sostenibilidad", "Compromiso" o mil y una maneras de nombrar la RSC que practica dicha empresa. Cuando revisas estos apartados, te das cuenta que todos dicen lo mismo, como si un mismo equipo de marketing y comunicación hubiera desarrollado un texto base al que todos se han sumado porque "suena bonito".
Para mi es literatura comercial barata desprovista de significado, ya que no se corresponde con una actitud real por parte de la empresa para mejorar en los aspectos fundamentales, los que afectan realmente a su actividad principal y a su gestión. Han reducido la RSC a una campaña de imagen, a un elemento más de su estrategia de comunicación para auto alabarse, a un APARENTAR SER en vez de un SER con personalidad e identidad propias, comprometido de verdad con su gente y su entorno.
No pido que dejen de realizar esas fabulosas campañas de ayuda, de concienciación, de promoción de valores o de fomento del deporte, la salud o la cultura (entre otros), que listan tan significativamente en los reportes de su "Balance Social". Solo pido que sean consecuentes y que extiendan la RSC hasta lo más profundo de su filosofía empresarial y de su identidad corporativa, empapando todo el "know-how" de la compañía para convertirse en SER y no en APARENTAR SER. No hay que decir que eres un buen ciudadano, hay que serlo.
Es incomprensible que empresas alimentarias dañen más con sus propios productos la salud de los consumidores que los que pretenden ayudar con su RSC. No se entiende que empresas farmacéuticas, tan generosas con el prójimo, basen su negocio en la cronificación de la enfermedad y acaben matando a más personas de las que "curan". No es aceptable que se ejerza la usura, el desahucio y el financiamiento de actividades ilícitas por parte de unas entidades bancarias que pregonan su compromiso con la sociedad y la sostenibilidad.
¡Por Dios! si hasta en la web de uno de los mayores fabricantes de armamento del mundo se habla de que la ética es la esencia de su negocio !! Si hasta dedican varias páginas a hablar de lo que hacen por la sostenibilidad, la comunidad y el medio ambiente !! Pero si fabrican aviones, barcos y carros de combate !! Hasta misiles !!
Es el mundo al revés y nos lo hemos tragado enterito. Esta gente son capaces de pervertir lo impervertible. Con su afán desmesurado de lucro son capaces de mercantilizar todo lo que tocan, hasta los valores más sagrados de una humanidad que algún día fue sagrada. Recordemos que lo sagrado está en el agua, en el aire, en la tierra, en esos elementos que también han contaminado. Recordemos que lo sagrado también está en el conocimiento, en la salud, en la vida, en la cooperación y la solidaridad, sí en esto que también están pervirtiendo. ¿Vamos a dejarles seguir dominando nuestro mundo? Recordemos que también es sagrada nuestra lucha por un futuro mejor y que la RSC, al igual que la Economía Social y la EBC (Economía del Bien Común) son instrumentos para alcanzar ese futuro mejor para nuestros hij@s. No dejemos que también lo perviertan.
Convirtámonos en seres CONSCIENTES y ACTUEMOS EN CONSECUENCIA !! DIFUNDE !!
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