ELEVAR EL NIVEL DE CONSCIENCIA
Si
como decía Einstein, elevar el nivel de consciencia ha de ser la manera como
hemos de afrontar nuestros problemas para encontrar las mejores soluciones, no
podemos perder ni un minuto más en no hacerlo. El primer objetivo y la única
tarea que hemos de afrontar en lo sucesivo es elevar nuestro nivel de
consciencia. El verdadero desarrollo y el auténtico progreso que anhelamos
dependen de ello.
Si
la Consciencia habla en lo más profundo de nuestro ser, está claro que el
primer paso a dar es girar la vista
hacia nuestro interior. Mirar dentro de nosotros sin ningún tipo de miedo.
De esta forma podremos volver a ver, con ojos nuevos. Ser humildes para tener la
capacidad de “desaprender lo aprendido”. Ser humildes para reconocer que lo que
sé y he sabido tras tantos años de negocio tal vez no me sirva en estos
momentos. No dar nada por sentado. No guiarse por el “qué me van a enseñar a
mí” o “qué me van a explicar”. Hay que deshacerse de ese orgullo mal entendido
y para ello deberemos adoptar una actitud de inocencia, de aprender de nuevo,
de estar con la mente abierta. Ya saben el dicho: “La mente es como un
paracaídas, sino se abre no sirve para nada”.
El
segundo paso es situar a nuestra vida interior en el centro de
nuestra vida exterior. La vida interior ha de ser el pilar que sostenga
nuestra vida pública, tanto en lo personal, como en lo social y lo laboral. Ya
lo decía Carl Jung:
“No podréis ver con
claridad mientras no miréis en vuestro corazón… El que mira al exterior sueña.
El que mira al interior despierta”.
Si
seguimos fijándonos únicamente en las circunstancias externas, seguiremos
“soñando”, seguiremos sin ver con claridad, de ahí que nadie atine en dar
ninguna solución contra la crisis o los problemas que de ella se derivan. La
calidad de nuestro trabajo no puede depender de las circunstancias exteriores,
depende del camino que toma nuestra consciencia. Depende del camino que
marcamos desde nuestro interior.
Hay
que apartar la mente egoísta para dejar paso a la espiritualidad, que no es más
que el cambio del interior, o sea, vencer el egoísmo que limita, para
desarrollar los sentimientos que expanden. Fíjense que hablo de sentimientos y
no de emociones. La palabra emoción viene del latín “emovere” que significa “remover/perturbar”,
por lo que las emociones son más bien negativas, tales como el miedo, la
angustia, la inseguridad, la culpa, la vergüenza…ya que vienen de la mente. Sin
embargo los sentimientos son siempre positivos: aceptación, confianza,
seguridad, amor… porque nacen del corazón, de ahí la importancia del “Maestro”
del corazón, que es nuestra Consciencia.
Para
centrarnos en esa vida interior que nos llene de paz y así ver con claridad
para tomar las mejores decisiones y acertar con el camino adecuado, es
fundamental: simplificar nuestra vida, vivir el presente y ser íntegros.
A
nivel práctico: llevar una vida sencilla y poco materialista, primar “el ser”
antes que “el tener”, seguir la intuición (nuestra voz interior), buscar
espacios de soledad y reflexión incluso de meditación, desprendernos de lo que
nos estorba o dificulta nuestro avance y ser testigos de nuestras vidas, eso es
tomar distancia, ver los toros desde la barrera y no implicarnos en las
emociones. Sólo obsérvalas y déjalas pasar. Perdemos demasiado tiempo y energía
defendiendo nuestros puntos de vista, tan solo hay que exponerlos y seguir
adelante. El querer que nos hagan caso es más producto del ego que del bien que
queremos proponer.
El
tercer paso consiste en vivir el ahora,
no dejarnos llevar por la amargura del pasado o la incertidumbre del futuro. Muchos
de los problemas o de las preocupaciones que nos asaltan son por estar
permanentemente visionando nuestro pasado, dándole vueltas a lo que ya ocurrió,
o bien por estar siempre anhelando lo que el futuro nos va a traer. Cuando pase
esto o aquello todo se arreglará, cuando se den cuenta me valorarán, cuando
tenga dinero lo haré, o por el contrario, seguro que todo irá a peor, de ésta
no salimos, etc.
Una
vivencia consciente y constante del momento presente nos conduce a la paz
interior, y si en el aquí y ahora, además somos capaces de controlar las
emociones, la felicidad gobernará todos los aspectos de nuestras vidas.
Recordemos que la paz, la armonía, el bienestar, la dicha y la felicidad son el
estado natural del ser humano. Sólo cuando nos alejamos de nuestra vida
interior y de vivir el momento presente es cuando rompemos ese equilibrio
armónico que nos hace felices.
Hay
quien pensará que estos pasos solo sirven para alcanzar un mejor desarrollo
espiritual, pero que no sirven para manejar nuestros negocios. Que el mundo de
la empresa no tiene nada que ver con la vida interior, porque sencillamente el
mundo real no tiene nada que ver con el mundo “ilusorio” del espíritu.
Bien,
a tenor de los resultados que estamos viendo en el mundo entero tales como:
crisis sistémica, desigualdad social, mayor brecha entre ricos y pobres,
retroceso en los avances sociales, guerras por los recursos, economía fallida,
sistema monetario obsoleto…, tal vez sea el momento de aplicar nuevas recetas. La
propia ciencia, a través de reputados científicos en el campo de la física
cuántica nos están diciendo que la realidad la creamos nosotros mismos, que
nuestros pensamientos modelan nuestro entorno, que “Creer es Crear” y que lo
que nos decían los antiguos sabios es más cierto que la propia materialidad que
nos envuelve.
Tal
vez ha llegado el momento de abrir nuevas vías, de intentar nuevas formas, de
explorar otros caminos.
Tal
vez, la innovación, el progreso, la calidad de nuestro trabajo, la excelencia o
el éxito profesional, sí sean el resultado de la “Elevación de la Consciencia”.